10 - EL PRESIDENTE IDEALISTA: D. DIOSDADO MACAPAGAL y PAÑGAN (1910-1988).


Diosdado Macapagal y Pañgan es de pura estirpe indígena. Nació en el antiguo pueblo de Lubao, provincia de La Pampanga, cuya iglesia hispana es de admirar. Su padre fue Urbano Macapagal, hombre de pocos medios pero de grandes conocimientos de la tradición pampangueña que, de raíz, es hispánica. La Pampanga después de todo se llamaba “Nueva Castilla” durante los tiempos españoles. Y, siempre se distinguía por su lealtad a la madre patria. Los pampangueños tomaban muy en serio su condición de “súbditos españoles”. Tan es así que siempre se decía: “donde hay tres pampangueños y un peninsular, allí hay cuatro españoles”.

La madre del joven Diosdado se llamaba Romana Pañgan, mujer que, nos dicen, se ganaba la vida lavando ropa. Pero era letrada en su lengua. A la edad de cinco años le empezó a enseñar a su hijo a conocer el abecedario castellano y silabear mediante el viejo “catón” en español que en aquellos tiempos se publicaba y se ponía al alcance de todos los que iban a misa cada domingo por la mañana”.

Por eso, cuando Diosdado entró en la escuela elementaria de su pueblo, Lubao, ya conocía las letras del alfabeto en español y pampangueño y no le fue difícil traducirlos al ingles que también lo aprendió a leer y a entender. Resultó el primero en todas sus clases de la elementaria. Se graduó con el honor de “Valedictorian” del nivel elemental. En la Secundaria, la “Pampanga High School” le graduó con el Segundo honor de “Salutatorian”.

Por estas distinciones escolares, Diosdado llamó la atención de un mecenas local, Don Honorio Ventura, alto empleado del gobierno de aquel tiempo como Secretario del Interior. Le ayudó a cursar la abogacía en la Universidad de Santo Tomás del que se graduó con honores. Su erudición le llevó a completar el doctorado en Derecho Civil y una Ph. D. en Economías de la misma Universidad de Santo Tomás donde, por cierto, perfeccionó sus conocimientos del idioma español como del idioma inglés.

De joven cortejaba a unas manileñas de habla española y les dedicaba versos de amor en castellano. Una de ellas es Dolores “Lolita” Bayot que luego se casó con el popular actor del cine filipino, también pampangueño, Rogelio de la Rosa. Ese matrimonio produjo a Rogelio, hijo, que se distinguió como un alto oficial de las aerolíneas filipinas, PAL.

Lo que ocurrió es que Diosdado se casó al fin con una hermana de Rogelio de la Rosa, su rival. Ella era Purita de la Rosa con quién tuvo dos hijos, Arturo y Cielo. Pero Doña Purita, falleció de una dolencia durante la ocupación japonesa y el viudo Don Diosdado se volvió a casar con Evangelina Macaraeg, oriunda de la provincia de Pangasinan. De este segundo matrimonio, nació Gloria Macapagal de Arroyo la decimoquinta presidente de Filipinas. Es de notar que Doña Evangelina Macaraeg de Macapagal, como apunta su hija Gloria, dominaba muy bien el castellano. Es por eso, que el otro idioma del hogar del matrimonio Macapagal siempre fue el castellano.

En 1948, Don Diosdado fue asignado a ser el Segundo Secretario de la Embajada Filipina en Washington D.C. En 1949, a sugerencia del entonces gobernador de la Provincia de Pampanga, Don José Lingad, Don Diosdado presentó su candidatura como diputado del Primer distrito de La Pampanga y ganó las elecciones. Fue reelegido dos veces más como Diputado del mismo distrito provincial. Durante su incumbencia fue nombrado representante filipino a la Asamblea General de las Naciones Unidas tres consecutivas veces . Su buen nombre y fama le llevó a ganar la vicepresidencia de Filipinas en 1957 y en 1951 ganó la presidencia de Filipinas en contra de Don Carlos P. García.

Filipinas seguía mejorando su economía pero quedaba como una espada de Damocles la deuda extranjera a los mencionados bancos WASP usenses. La presión por parte de consejeros WASP usenses, y sus seguidores locales en la política como en el comercio, se hacía sentir de forma bien aguda. El Presidente Diosdado Macapagal, el Doctor en economías que era, quiso verdaderamente estimular el desarrollo económico de Filipinas, pero fue persuadido, contra su propia voluntad, a hacer empréstitos a los referidos bancos WASP usenses, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Era la única manera de encauzar ese desarrollo económico que él proyectaba con tanto afán.

Y es verdad que logró cierta medida de crecimiento y prosperidad para la nación, pero siempre quedaba por delante la deuda a los referidos bancos usenses. Para minimizar la pobreza en las zonas rurales Don Diosdado escribió el Código de la Reforma Agraria Agrícola de 1963 y suprimió el viejo sistema de inquilinato agrario del país.

Más, las reformas económicas que puso para bien del pueblo filipino, no bastaban para asegurar su progreso final. El pueblo filipino, para verdaderamente avanzar, también necesitaba inspirarse en su propia historia y en su propia identidad nacional. Pero el pueblo estaba extranjerizado. No se conocía a si mismo. Despreciaba lo propio y admiraba lo norteamericano. Todo lo que prefería comprar tenía que venir de EE.UU. Para colmo, la inmensa mayoría del pueblo no era nada más que víctima incauta de un analfabetismo funcional por su educación en inglés obligatorio. Y la pobreza filipina aumentaba de día en día debido al “free trade” impuesto por los colonizadores WASP usenses.

El historiador Nick Joaquín nos señala muy claramente como se ha desarrollado la mentalidad colonial entre los filipinos en cuanto a productos WASP usenses. Nos cita un ejemplo con los cigarrillos que tanto dinero les costaba a los ordinarios filipinos. Escribe:

La nostalgia por los cigarrillos usenses Piedmont que, tan solamente valían cuatro centavos el paquete, continúa hasta nuestros días a pesar de la desagradable lección de la guerra con el Japón cuando los que fumaban estaban muertos de hambre por cigarrillos en un país, como lo es el nuestro, que cultiva y produce tabaco en cantidad. Los japoneses quisieron despertarnos de nuestra mentalidad colonial frente a los EE.UU. cuando trataron de introducir el cultivo en Filipinas del tabaco “Virginia” echándonos así en cara el hecho de que los norteamericanos nunca alentaron el cultivo de este tipo de planta de tabaco en nuestras islas. Y es porque no querían que compitamos con sus cigarrillos como Piedmont y Chesterfield y Camel y otras marcas cigarreras de su país que comprábamos tan barato y libre de aranceles. ¿Por qué habíamos de fabricar nuestros propios cigarrillos si los cigarrillos usenses eran tan baratos y tan fáciles de adquirir?. El problema es que no nos dábamos cuenta que no estábamos tan solamente empeñándonos el futuro, sino que estábamos desarrollando el conflicto cultural entre lo “local” y lo “blue seal” (importado de EE.UU.) y lo “genoowine” (lo genuino) de EE.UU. frente a lo “falso” que supuestamente producíamos”.

Ante esta realidad retratada por Nick Joaquín, Don Diosdado se dio cuenta de lo dañino es para los filipinos su mentalidad colonial frente a los EE.UU. amén de su entorpecimiento intelectual e ideológico en cuanto a la historia y cultura de su propio país.

Don Diosdado, analizó el problema y no tardó en descubrir que el analfabetismo funcional, la ignorancia de la historia del país y la falta de un sentido de proteccionismo económico por parte del filipino de la calle eran defectos a corregir tan pronto como sea posible.

Don Diosdado comprendió que, en resumidas cuentas, el filipino educado en inglés tenía una mentalidad colonial frente a todo lo norteamericano que le hacía depender de todo lo norteamericano. Y por esa mentalidad colonial, el filipino educado en inglés estaba incapacitado para resolverle sus problemas individuales como nacionales. En ese caso, Don Diosdado, sin tomar ninguna posición en contra del dañino uso obligatorio del idioma inglés por encima de las lenguas nativas en las escuelas elementales de su país, recordó la eficacia del viejo catón español que su madre usaba para alfabetizarle en su infancia. Por eso que des-oyó toda protesta callejera en contra del la enseñanza del español en colegios y universidades de Filipinas. En cambió, apoyó abiertamente las leyes Magalona y Cuenco de enseñanza del español porque pensaba que de alguna forma, la educación del filipino mejoraría si también adquiriese nociones de este idioma.

En cierta ocasión Don Diosdado Macapagal y Pañgan dijo lo siguiente sobre el idioma castellano en Filipinas:

“Yo os aseguro, filipinos, como Presidente de vuestro país que, como yo siento a España en mi corazón, procuraré que todos los filipinos de esta y de futuras generaciones, sientan a España como digna Madre Patria. De manera especial he observado el gran interés que muestran los españoles por el fortalecimiento de los lazos hispanofilipinos, mediante la intensificació n del uso del español en Filipinas. Por mi parte, aprobaré (la creación por ley) del Instituto de Lengua Castellana en el Departamento de Educación aquí en Manila (”p. 16, Discursos de Malolos y Poesías Filipinas en Español, Manila, Buró de Imprenta Pública, 1963.),

Además de apoyar la enseñanza del idioma español, Don Diosdado, volvió la mirada a la primera República de Filipinas de 1896 y 1898 que se había independizado de España el 12 de junio de 1898 y que tenía por idioma oficial el castellano. Entonces pensó que para devolverle al pueblo filipino su sentido de nacionalidad, se tendría que restaurar el 12 de junio como el día de la independencia filipina. Y así lo hizo.

Tras esa restauración, emprendió una visita oficial a España y fue recibido tan gloriosamente como se le recibió al Presidente Quirino. Don Diosdado afirmó la hispanidad Filipina en varios escritos suyos.

Los siguientes alejandrinos recogen el júbilo popular que se sintió entre los filipinos de habla hispana.

La voz de los Rajás en ti resuena bélica. /El genio de los Cides aureola tus actos. /Patriota. Defensor de mi patria famélica./Paladí n de la Historia. Pérez de prístinos pactos./ Cual volcánica fuente surgiste al patrio trono, / al pueblo depurando de exotismos y vicios. / De la nociva influencia que incita el abandono/ De nuestros sacros fueros y patrios epinicios. / La noble integridad de tu altivez Malaya/ te gloria proclamándote descendiente directo/ de los grandes que alzaron la impávida atalaya/ donde ondean los nombres de Bonifacio y Recto.

Hoy sorbes, por patriota, del cáliz del martirio. / Y te amaga, por poeta, la sombra del cadalso. /Desprecia al que te ladre con encono y delirio, /al traidor y cobarde, al hipócrita y falso. / Si incomprensión condena tu hidalga ejecutoria; / Si Envidia te maldice, Si Farsa te censura, / no olvides que en la abierta página de la Historia / Hoy estás cual patricio que enaltece y depura. / Que ululen los lacayos del nuevo coloniaje; / Que nieguen tus lauros las aves de rapiña; /Mas, ¡adelante! Poeta de acérrimo coraje. / ¿Qué importa el huracán de una excéntrica riña?,

Tu peregrinación a la vetusta tierra / que nos vació su ser, su semilla y rosal, / es un renacer glorioso; un símbolo que aterra / al vil que darnos quiere su infamia y su dogal. / Docto restaurador de nuestra independencia, / con el doce de junio nos diste honra y renombre. / Y, por ello, la Historia, la nativa conciencia, / guarda en su alma tu imagen y bendice tu nombre. / Antena de la Patria. Bravo Macapagal. / Tú que vas encontrando la actitud pusilánime / de este pueblo embaucado, ten por lanza inmortal, / de nuestros grandes héroes, la voz y el voto unánime.

Y es que los Rajás te dan su genio bélico. / Los Rectos y los Cides en ti rehacen sus pactos. / Surges, para cumplir el destino pentélico.

De esta patria forjada por castellanos actos. / Únase a tu misión el ardor del asceta. / Únase a tu saber el genio filipino. / Únase a tu esplendor el cántico del poeta. / Y, únanse a tu existencia la Patria y su destino. / GGR, Manila 1963.

Los logros económicos de la presidencia de Macapagal no pareció complacer a los prestamistas WASP usenses. Éstos querían a un presidente filipino que endeude más y más a su pueblo y no a un presidente que eficiente y sabio en el campo de las economías, lo rescate de su endeudamiento. Éstos tampoco quieren a un presidente que enderece la historia de su país restaurando su verdadero día de independencia. Es seguramente por eso que los prestamistas usenses no le apoyaron al Presidente Macapagal cuando se presentó para la reelección. Apoyaron a Ferdinand E. Marcos porque no era católico, no hablaba español y lo más importante es que estaba dispuesto a hacer todos los empréstitos que dichos bancos WASP usenses le sugiriesen.

El grito de Guerra empleado por Marcos en contra de Don Diosdado fue “¡Alis diyan!” (¡Márchate de allí!) Y con el apoyo de los neocolonialistas WASP usenses en favor de Marcos, el Presidente Macapagal perdió la reelección en 1965.

Al bajar del palacio presidencial, Don Diosdado y su señora, Doña Evangelina, hicieron un viaje de amistad por casi todos los países de Centro y Sur América donde fueron recibidos por los presidentes iberoamericanos como hermanos. Ese viaje de afecto para Ibero América nos lo cuenta en un bonito libro que luego publicó en Manila.

Se retiró de la vida pública y se dedicó a escribir varios libros. Cuando el Presidente Marcos organizó la Convención Constituyente de 1971, Don Diosdado fue elegido delegado a dicha convención. Al reunirse los delegados, le eligieron presidente de aquella Convención Constituyente de 1971 hasta 1973. Falleció Don Diosdado el 21 de abril de 1997. Hasta ahora se le recuerda como “el incorruptible” por su alto sentido de honradez y delicadeza.

Autor: D. Guillermo Gómez Rivera.

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